Persona joven con sensor de glucosa en el brazo, desayunando de forma saludable en casa y controlando su diabetes tipo 1 en un ambiente tranquilo y luminoso.

Mi día a día con la diabetes tipo 1: entre la rutina y la libertad

Vivir con diabetes tipo 1 es un desafío constante, pero también una oportunidad para conocerte mejor. Desde que fui diagnosticado a los 18 años, he aprendido que esta condición no me define, pero sí me enseña cada día a cuidar de mí mismo con más atención y equilibrio.

Aprender a convivir con la diabetes

Cuando te diagnostican por primera vez, todo cambia: tus horarios, tus comidas, incluso tu forma de pensar. Pasé de no preocuparme por nada a tener que estar pendiente de cada detalle de mi cuerpo. Y aunque al principio puede parecer agobiante, con el tiempo aprendes que el control no es una carga, sino una herramienta que te da libertad.

Gracias a los avances como los sensores de glucosa, hoy puedo controlar mis niveles con facilidad y entender cómo reacciono ante el ejercicio, la comida o el estrés. Esa información me da poder: me permite anticiparme y vivir tranquilo.

Cómo mantengo el equilibrio cada día

He descubierto que el secreto está en crear rutinas sencillas y sostenibles. Mi día suele girar en torno a tres pilares:

1. Alimentación consciente

No se trata de prohibir, sino de entender cómo reacciona tu cuerpo. Intento comer siempre comida casera, equilibrada y con carbohidratos controlados. También me permito algún capricho, porque la salud mental también cuenta. Tengo dos niñas pequeñas, y diría que aproximadamente dos veces al mes vamos a comer a un restaurante de comida rápida. Ellas se lo pasan genial y nosotros nos ahorramos cocinar y limpiar la cocina, jaja. Un gran truco es no comer hasta reventar, simplemente comer hasta quedarse bien. Normalmente, yo como una hamburguesa y nada más, quizás les robo a las niñas unas pocas patatas, pero poca cosa. Así evito tener que pincharme cantidades desorbitadas de insulina y tener digestiones superlargas a causa del exceso de comida basura.

2. Ejercicio como medicina

El entrenamiento de fuerza ha cambiado mi vida. No solo me ayuda a mantener el azúcar más estable, sino que también mejora mi estado de ánimo. Entreno unas tres veces por semana y controlo mi glucosa antes, durante y después del ejercicio para evitar bajadas. Otra cosa muy importante es mantener la grasa corporal controlada; si tenemos mucha, nos va a afectar en la resistencia a la insulina, haciendo que en ocasiones tengamos que ponernos más cantidad o incluso sintamos que la insulina no está haciendo efecto. Esto se debe, en gran parte, al exceso de grasa corporal.

3. Control emocional

Durante años sufrí ansiedad por el trabajo y el estrés diario. Aprendí que la mente influye tanto como la comida o la insulina. Hoy practico la calma: respiro, me tomo las cosas con más paciencia y escucho mi cuerpo. Soy una persona bastante tranquila y con muchísima paciencia, y esto me ayuda mucho, aunque en ocasiones no ha sido así y me ha afectado bastante en el control de la glucosa, provocando subidas muy altas o bajadas serias. Por eso me mentalicé de que tengo que respirar, dejar pasar unos segundos y pensar que no vale la pena perder los nervios, que siempre es mejor mantener la calma y pensar con claridad para buscar una solución. Hay que tener en cuenta que la glucosa alta, al menos a mí, me afecta en el estado de ánimo, poniéndome de mal humor.

Vivir libre sin ignorar la realidad

La diabetes no es una cárcel, pero tampoco se puede ignorar. He pasado días buenos y días malos, y he aprendido que lo importante es seguir adelante con actitud positiva. Con el tiempo, entiendes que tener diabetes no significa renunciar a nada, sino aprender a vivir con equilibrio y consciencia.

Por eso he creado este blog: para compartir lo que a mí me ha funcionado, lo que he aprendido y lo que sigo descubriendo cada día. Si tú también vives con diabetes tipo 1, quiero que sepas que no estás solo. Se puede vivir bien, fuerte y feliz, incluso con una glucosa rebelde de vez en cuando.

La diabetes no me limita, me enseña. Y cada día es una nueva oportunidad para hacerlo mejor.

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